Pues eso! Domingo 11 de agosto de 2013. Tras dos semanas de descanso después del Challenge Vitoria-Gasteiz he decidido escribir sobre ello. Ni antes ni después de la prueba tenia intención alguna de escribir, simplemente por que últimamente, y en lo que a triatlón se refiere, me he centrado en entrenar para el Challenge VG, mi vuelta a la distancia IM tras 5 años de parón.
2013 ha sido un año duro. Duro en exceso. Por arrastre de temas, por curro, por incertidumbre, por las cosas de la vida, que a veces se ponen jodidas. Ha tocado apoyarse en El Apoyo y hemos salido, como no podía ser de otra manera. Pero ha sido un año difícil para entrenar, y cuando hablo de difícil me refiero a difícil de cojones, sin atenuantes.
Pero, y siempre hay un pero, si algo transmite quien me rodea las 24 horas del día es ilusión, positivismo, y por que no decirlo, humildad, la que hace que valoremos lo pequeño y pensemos en grande. Y esto es lo que ha pasado el ultimo mes antes del Challenge. No ha habido cambios sustanciales en lo que a dinámica diaria se refiere. Ha continuado el trabajo duro por que hay que ganarse las habichuelas, ha habido que sacar la campaña de Sanfermin, disfrutar un poco también, y hacer un super-mes de entrenamientos previo a la prueba, con una apuesta personal de apretar hasta falta solo de 7 días para la prueba. ¿Cual ha sido el cambio? La actitud. He disfrutado el curro, lo mas «marrón», hemos disfrutado las fiestas y todo lo que me ha rodeado se ha vestido de positivismo, dejando atrás muchos meses difíciles. Ese ha sido el cambio, que ha significado mucho mas de lo que pensaba.
He disfrutado muchísimo los entrenamientos, sobre todo los de bici, los de 6 horas de bici solo, con mas de 34°, después de currar y hasta la hora de la cena, justo en medio de Sanfermin…. Si, los he disfrutado y mucho, y he tenido buen feeling hacia la carrera en todo momento. Sentía que me iba a salir bien.
Todo estaba hecho, descanso a la perfección, visualizaba a menudo la carera y que hacer, y sobre todo, ha cambiado mucho mi mentalidad respecto a las ultimas temporadas. Para esto ultimo la palabra que me viene a la mente es Aceptación. De mi lugar en las competiciones, de quien soy, de que soy capaz y de que no, y donde puedo estar respecto a otros triatletas. Esta aceptación ha conllevado reencuentro con el triatlón, y por supuesto ilusión y disfrute, y fue fundamental en Vitoria. Todo vuelve a ser un juego. Ahora corro contra mi mismo, sin pretensiones, con afán de superación pero sin pensar si me gana tal o me gana cual. Compito para disfrutar e intentando sacar el mejor nivel, sin prestar demasiada atención a otros, y sin entrar en batallas absurdas. ¿Cual es la consecuencia? Que disfruto mas, que soy mas feliz, y también que mi forma de competir puede ser mas inteligente y gratificante. Ese ha sido el cambio, y el escenario perfecto para plasmarlo fue el Challenge VG.
La carrera fue de acuerdo a como la visualice; es decir, lo pensé y lo hice, simplemente y con la mayor sencillez. Demasiada sencillez para tratarse de un Ironman. Salí del agua en un buen grupo mas o menos en 55 min. con sensación de haber nadado mas de 3800m, me tome la transición con tranquilidad por que llevaba atado mi anillo en el culotte y quería ponérmelo en el dedo para competir, pronto llegue a la altura de gente muy buena como R. Amatriain, Jaime Menendez de Luarca y un sueco, y fuimos fuerte hasta el segundo paso por Salvatierra, donde castigaba duramente el viento y había que tener cabeza. Ahí uno de los cambios. Antes me preocupaba quien me ganara. Ahora no demasiado. Ellos iban mas fuerte y pase de entrar al trapo. Puse mi ritmo, logre mear desde la bici como hacen en el Tour, cosa que pese a haber sido ciclista nunca había hecho, me alimente, y puse mi velocidad de crucero. Soy malo corriendo y quería hacerlo digno y aspiraba a terminar el IM. Es mas, en ningún momento dude que iba a terminar durante toda la carrera.
Tras 180 km largos de bici y duros por el viento cruel, llegada a una Gasteiz vestida de gala para recibir y animar a los triatletas y empujarles hacia el sueño. Me recordó a Roth y lo digo con todo el tono de elogio que soy capaz de transmitir. Segunda transición y a sufrir a pie. Sufrir, sufrir, pero para eso hacemos distancia IM. Sabia a lo que venia. Seria aun asi la maraton que menos he sufrido y mas solido he corrido, y en IM que mas entero he terminado. Y feliz. Feliz de ver en meta a Natalia, a mis padres, brother y Esti, Juanjo y Juan y toda la peña que animo de manera incansable y viejos conocidos. Un placer haber competido con vosotros y haber recibido vuestros ánimos.
¿Y ahora que? Que he recuperado la pizca de ilusión que quizá había perdido hacia el triatlón durante estos últimos años. El Challenge VG ha sido un reencuentro. Una maduración. Una segunda etapa. Vendrán mas y espero veros a todos en boxes. Fue un placer competir con los que estuvisteis en Gasteiz y ser animado por quienes allí estuvisteis.
Enjoy, smile and fight!!!